Hay dos clases de personas en el metro. Los que se mueven al pasillo y los que se quedan en la puerta apretados como ganado.
Se gana poco quedándose cerca de la puerta del vagón. Incluso si te bajas pronto. Lo más probable es que viajes muy incómodo. Es mejor moverse a los pasillos, pues al bajarte solo debes pedir permiso – tal vez empujando un poco – y llegarás a la puerta.